Capturar el sentido de lo joven, potenciarlo y aprender

Por/By: Published On: 23/04/2014

Guillermo OcamposPor: Guillermo Ocampos

Recientemente, en la columna de Together Business & Consulting en el diario de negocios d:biz, reflexionamos sobre la responsabilidad que tenemos como líderes, en el sentido de ayudar a potenciar los cambios. Y en este blog, hemos abordado desde diversas perspectivas la constante del cambio hoy. Y los desafíos que nos impone.

En esta oportunidad, nos interesa reflexionar acerca de un aspecto clave desde nuestra responsabilidad de líderes: ¿cómo sacamos lo mejor de la generación más joven que se inserta en el ámbito económico, ya sea profesional, laboral o simplemente como consumidor?

Para esto, es vital saber entender cuáles son los recursos que manejan los jóvenes para desenvolverse en la incertidumbre del mundo actual. Es un mundo nuevo para ellos y muy distinto para nosotros.

Y entonces, en este mundo de hoy: ¿cómo hacemos para identificar cuáles son las fuentes de confianza y seguridad que los sostiene y los impulsa a la acción? Para ello, necesitamos comprender cómo las nuevas generaciones vehiculizan la ansiedad que les genera la multiplicidad de opciones. Y entender qué efectos esto produce en ellos.

POSTEO 19

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Hoy, quienes serán los líderes del mañana, tienen una imprevisibilidad agravada por la lógica del contagio del “todo puede ser”. Y experimentan una mayor indefinición del porvenir. Pero en definitiva, ¿para quién es un problema la incertidumbre? ¿Para los jóvenes o para la generación adulta?

La caída de la certeza resulta problemática para aquel que, habiéndola experimentado y conquistado, corre el riesgo de perderla. Por lo tanto, en los jóvenes no hay pérdida o caída de certeza. La falta de certeza es resignificada como posibilidad de un recorrido más libre y auténtico en su proceso de construcción personal.

En otro sentido, por nuestra parte es importante transmitir como adultos que lo opuesto de la certeza no es la deriva. Debemos capturar así, el sentido de “lo joven”, potenciarlo y aprender. Sentir que uno está en permanente movimiento, recreando el gran valor del “hacer” y la libertad de experimentar.

Y así, finalmente, poder aportar la experiencia que ayude a no transitar caminos ya recorridos o errores que se pueden evitar. “Ser guías sin condicionar. Y facilitar así un proceso de aprendizaje mutuo”.

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